Un seguro de caución es un contrato por el cual una compañía aseguradora se compromete a indemnizar a un tercero (designado como beneficiario) por los perjuicios económicos que pueda sufrir en el caso de que el tomador (el que contrata el seguro) incumpla sus obligaciones legales o contractuales.
Caución (surety / garantee) es un término utilizado para definir la garantía que presta una persona para asegurar el cumplimiento de un contrato, pacto u obligación; así como para asegurar los posibles daños o pérdidas en caso de incumplimiento.
La caución se aplica en varios ámbitos, incluido el judicial (como condición para liberar una persona bajo fianza). Pero tiene una especial relevancia cuando se trata de garantizar créditos comerciales.
Se trata de un término jurídico e implica que se aportan de forma inmediata los medios para garantizar el cumplimiento de lo pactado. Puede presentarse de varias formas:
- Entregando una suma de dinero en efectivo: únicamente se puede disponer de esta suma en caso de incumplimiento.
- Entregando un aval: en este caso, el fiador asume la responsabilidad de realizar las acciones necesarias para dar cumplimiento con lo pactado o, en su defecto, responderá económicamente por los perjuicios generados.
- Mediante un seguro de caución: interviene una entidad aseguradora, la cual actúa como fiador y está encargada de la indemnización correspondiente a cambio del pago de una prima. Se encuentra regulado en el artículo 68 de la Ley de Contrato de Seguro.
Aunque es común contratar un seguro de caución para cubrir el cumplimiento de pago en una operación comercial, también se utiliza en una amplia variedad de situaciones, tanto en el ámbito público como en el privado.
Algunos ejemplos podrían ser:
- Contratos de obra pública y privada: para garantizar que el contratista cumplirá con los términos del contrato, como la correcta ejecución de la obra y dentro de los plazos acordados.
- Licitaciones: con el fin de asegurar que la empresa que presenta una oferta mantendrá su propuesta y, en caso de ser adjudicataria, formalizará el contrato.
- Garantías aduaneras: asegura el pago de los aranceles e impuestos correspondientes a las importaciones.
- Aplazamiento de impuestos: permite a empresas y autónomos aplazar el pago de impuestos, garantizando su abono futuro.
- Alquileres: también ofrece una garantía al propietario en caso de impago de la renta o daños a la propiedad por parte del inquilino.
- Suministros: para asegurar que el proveedor proceda a la entrega de bienes o servicios según lo acordado.
- Procedimientos judiciales: asegura el cumplimiento de resoluciones judiciales o el pago de costas procesales.
Elegir un seguro de caución o un aval depende de las necesidades del tomador y del tipo de garantía requerida.
En algunos casos, el tercero exige específicamente un aval emitido por una entidad bancaria cuando se trata de garantizar operaciones financieras directas. A decir verdad, se trata de una fórmula más tradicional y puede ser adecuada cuando se tiene una relación consolidada con una entidad bancaria.
Por otra parte, aunque existen seguros de caución renovables, suele ser más adecuado utilizar un aval cuando se requiere una garantía para un plazo indefinido.
Sin embargo, un seguro de caución es una alternativa más flexible, puesto que pueden adaptarse mejor a ciertas necesidades específicas de cada obligación. Además, suele tener una contratación más ágil y evita el registro en la CIRBE.
Finalmente, antes de decidir entre un aval o seguro de caución, es importante valorar los costes. En muchos casos, la prima del seguro suele ser inferior a los gastos de un aval bancario.