El intermediario financiero es una figura que actúa como enlace y garantía entre la entidad bancaria y el cliente gestionando distintas operaciones en nombre del solicitante y, gracias a su formación y conocimientos del sector financiero, también se encarga de buscar y negociar la opción más adecuada para su cliente.
Los intermediarios financieros se pueden dividir en dos grandes grupos:
- Los intermediarios bancarios: donde se incluyen los bancos privados y las cajas de ahorros.
- Los intermediarios no bancarios: que abarcan las compañías aseguradoras, el Instituto de Crédito Oficial (ICO), los fondos de pensiones privados, las sociedades de crédito hipotecario, o las sociedades y fondos de inversión mobiliaria.
No obstante, también se pueden contratar los servicios de un intermediario financiero para operaciones como la solicitud de un préstamo hipotecario, consiguiendo así mejores condiciones por parte de la entidad. En este sentido, el proyecto de Ley de Crédito Inmobiliario, pendiente de aprobar en 2018, regula la figura del intermediario financiero (en este caso, intermediario de crédito inmobiliario) a través de la supervisión del Banco de España y destacando la importancia del principio de transparencia con el cliente.
Las principales ventajas de contar con un intermediario financiero son: la posibilidad de alcanzar un porcentaje de financiación más alto, la mejora de las condiciones financieras (sobre todo en los tipos de interés) y el ahorro de tiempo para el solicitante. Sin embargo, hay que tener en cuenta el coste y las tarifas de contratación de sus servicios.