El concepto de estanflación proviene de unir los términos “estancamiento” e “inflación”. Como su nombre indica, se trata de un escenario caracterizado por un estancamiento económico y una alta inflación.
Como podrás intuir, es una situación compleja. Además, suele estar acompañada por altas tasas de desempleo.
Por una parte, el aumento generalizado de los precios provoca que los usuarios tengan un menor poder adquisitivo y puede traer graves consecuencias para la economía.
Para controlar el repunte inflacionario, los bancos centrales suelen aumentar los tipos de interés oficiales del dinero. El objetivo de esta medida no es otro que encarecer el crédito para enfriar la economía y, de esta forma, corregir las tasas inflacionarias.
Sin embargo -y aquí reside el problema de la estanflación económica-, cuando la economía se encuentra estancada, un aumento de tipos de interés repercute en el crecimiento de la economía y puede empeorar la situación. De hecho, es posible que algunos sectores económicos ya se encuentren en fase de recesión; y poner freno a la actividad económica los dañaría aún más.
En síntesis, la estanflación supone un reto para las autoridades financieras. Si se adoptan medidas para impulsar la economía, se contribuye a que la inflación aumente; pero si se toman medidas en sentido contrario, puede dañar la economía: ¿cómo se estimula el crecimiento económico y a su vez se intenta reducir la inflación?
A pesar de ser una coyuntura económica anómala, la estanflación se ha producido otras veces a lo largo de la historia. Sus causas pueden ser diversas, desde un encarecimiento repentino de los precios de la energía (como el petróleo) hasta unas políticas económicas inapropiadas.