El arrendador y el arrendatario son las dos partes fundamentales de un contrato de arrendamiento o alquiler de vivienda (o cualquier otro tipo de bien inmobiliario). Tienen unos roles claramente diferenciados.
Por una parte, el arrendador es el dueño de la vivienda que pone en alquiler. Es decir, cede el uso y disfrute de la vivienda a cambio de un precio. También tiene derecho a solicitar al arrendatario un mes de alquiler, como mínimo, en concepto de garantía para cubrir posibles atrasos en el pago, indemnizaciones por desistimiento o desperfectos en la vivienda. Es lo que se conoce como “fianza”
El arrendador tiene la obligación de hacerse cargo de las reparaciones necesarias para que la vivienda se encuentre en perfectas condiciones de habitabilidad durante el tiempo en que el contrato de alquiler se encuentre vigente.
Mientras tanto, el arrendatario es el inquilino que la alquila. Tiene derecho a utilizar la vivienda de un modo apropiado, sin incurrir en actividades ilegales o que afecten a la salud y seguridad de terceros, además del uso en virtud de los términos pactados. En contraposición, debe pagar la cantidad acordada en tiempo y forma al arrendador.
Una vez finalizado el contrato de arrendamiento, el arrendador debe devolver la fianza al arrendatario si no existe motivo alguno para retenerla.
Por lo demás, tanto los derechos y obligaciones del arrendador y arrendatario están recogidas en la Ley de Arrendamientos Urbanos y en el propio contrato de arrendamiento, firmado por ambas partes.