Una cooperativa inmobiliaria o de viviendas tiene un objetivo social que es el de dotar a sus socios de viviendas, locales u otros bienes inmuebles adquiriendo suelo para construir y urbanizar. Este tipo de cooperativas se ha consolidado como una alternativa para acceder a una vivienda más asequible.
En nuestro país se encuentran reguladas y sus Estatutos tienen que estar inscritos en registros públicos. Estos registros pueden ser consultados por cualquier persona que forme parte de la cooperativa. Tienen un funcionamiento democrático mediante el cual su asamblea de socios es el órgano máximo y mediante el cual pueden participar todos sus socios. Así, a través de esta asamblea se autorregulan.
Las viviendas que son promovidas por una cooperativa tienen los siguientes beneficios económicos:
1. Precio: es inferior a las viviendas que desarrollan los promotores privados
2. Eliminación del beneficio al promotor privado: al ser los propios cooperativistas quienes promueven la ejecución se elimina este coste que finalmente eleva el precio de la vivienda.
3. Adecuación de plazo: las cantidades que tienen que pagar se adecuan a los compromisos con la cooperativa.
4. Financiación: las cooperativas cuentan con el interés de los bancos y cajas para la concesión de créditos. Por lo tanto reducen las cantidades que deberían aportar los socios antes de firmar la escritura de la vivienda.