El aval es una obligación que refleja el compromiso de realizar el pago de una obligación a favor de la persona beneficiaria y que recibirá un bien o recurso. Es decir, el aval es una garantía de pago adicional que asegura el cumplimiento de una obligación económica. Normalmente, las entidades financieras suelen pedir este documento a la hora de conceder un préstamo que tiene un alto valor como, por ejemplo, un préstamo hipotecario. En caso de que no se cumplan los plazos establecidos de la deuda, se ejecutará el aval.
Hay dos figuras implicadas a la hora de establecer un aval. Por un lado, hay que destacar la figura del avalador o avalista. Es la persona o institución que se compromete a hacer frente a la deuda en caso de que la persona beneficiaria no pueda afrontarlo. Por tanto, el avalado es el titular de la deuda que solicita la financiación.Principalmente hay que diferenciar dos avales:
- Aval personal: El pago está garantizado por una persona física o jurídica y puede estar ligada a propiedades o capitales.
- Aval bancario: El pago está asegurado por una entidad. Es un respaldo financiero más seguro que el personal, pero los costes que se deben asumir son mayores.
En caso de que se produzca un impago, se ejecutará el aval. El acreedor exige al deudor que abone las cantidades pactadas con los correspondientes intereses y comisiones generadas por la demora. En este caso, el avalista responde ante el impago de la deuda con su garantía personal. Esto implica que, ante el impago del solicitante, el avalista responde con sus bienes presentes y futuros.