En breve vas a descubrir si se puede cambiar de banco teniendo una hipoteca. Aunque en principio creas que es posible, puesto que eres libre de trasladar tu operativa bancaria, lo cierto es que pueden existir algunos pormenores que dificultan el cambio.
Te lo mostramos todo a continuación.
Si contratas una hipoteca con una determinada entidad bancaria, lo más natural es que tengas que abrir una cuenta corriente en ella que sirva como soporte del préstamo.
De esta forma, es probable que prácticamente la totalidad de tu operativa bancaria se realizará con el banco en el cual tienes firmada la hipoteca.
No obstante, si con el paso del tiempo descubres otra oferta bancaria y decides cambiar de banco, ¿cómo puedes hacerlo?
En este aspecto, tienes que prestar atención a las condiciones que se expresan en el contrato, dado que el banco puede exigir el mantenimiento de una cuenta corriente o no.
Si no estás obligado a mantener la cuenta corriente, simplemente deberás cancelarla y traspasar todas tus domiciliaciones de ingresos y gastos a la cuenta con la nueva entidad. La hipoteca se pagará por cualquier otro medio: transferencia, cheque, ingresos, domiciliaciones, etc.
Tras la aprobación de la Nueva Ley Hipotecaria, el banco no puede obligar a sus clientes a domiciliar una nómina como requisito para conceder una hipoteca. Por lo tanto, resulta más sencillo cambiar de banco.
Si el banco te obligase a mantener una cuenta abierta para que sirva como soporte para atender los pagos de la hipoteca, deberás prestar atención a si firmaste la hipoteca antes del 29 de abril de 2012. Si es así, el banco no puede comprar comisión por mantenimiento de cuenta.
Otra fórmula para cambiar de banco teniendo una hipoteca es trasladar esa hipoteca al nuevo banco. Es decir, proceder a una subrogación hipotecaria. Ahora bien, tienes que tener en consideración que la nueva oferta hipotecaria se ajusta a tus necesidades y las condiciones no te causa un perjuicio. Deberás negociar con la nueva entidad.