Los datos diarios que está marcando el euríbor este mes vaticinan otra subida de este indicador. Por lo tanto, esto va a afectar directamente a unas personas del sector hipotecario: aquellos usuarios con hipotecas variables.
Recordemos que las personas con una hipoteca variable tienen una cuota que varía en función del euríbor. Su mensualidad suele tener una revisión semestral (6 meses) o anual en función de este índice de referencia. Por lo tanto, teniendo en cuenta que el año pasado el euríbor se encontraba en valores negativos estos usuarios verán cómo el dinero que van a tener que aportar para la hipoteca será mayor.
De hecho, teniendo en cuenta el cierre del euríbor en septiembre (2,233%), una persona con una hipoteca de 150.000 euros pasó de pagar 448,65 euros al mes a 643,37 euros. Asimismo, a un usuario con un préstamo de 300.000 euros la cuota le subió de 897,31 euros a 1.286,74 euros.
Son subidas sumamente cuantiosas y, teniendo en cuenta que el euríbor mantiene este ritmo, las personas que revisen la cuota este mes sufrirán un aumento mayor. Ante esta situación… ¿Es posible evitar este aumento de gasto en familias con hipotecas variables?
Cuando una compañía telefónica nos anuncia una subida de la cuota del servicio de internet lo primero que pensamos es en cambiarnos de empresa de telecomunicaciones. Con la hipoteca se puede hacer exactamente lo mismo.
Cuando firmamos un préstamo para comprar una vivienda no significa que nos tengamos que quedar con las mismas condiciones durante 30 años. Si nos percatamos de que existen préstamos con mejores condiciones que el que tenemos vigente siempre nos podemos cambiar.
Existen varios métodos para hacerlo. Uno de ellos es la novación, que consiste modificar las condiciones de la hipoteca dentro de la entidad. No obstante, en caso de que la oferta que nos interese se encuentre en otro banco podemos trasladar nuestro préstamo a través de dos métodos: la subrogación o la cancelación de la hipoteca.
El primero, la subrogación por cambio de acreedor, consiste en mover la hipoteca a otra entidad, pero sin empezar de cero. Esto significa que si nos faltan 20 años para terminar de pagar la hipoteca nos encontraremos en el mismo punto, por lo tanto, no tendremos que pagar los intereses desde cero.
En el caso de la cancelación, en cambio, cerramos la hipoteca en el banco actual y abrimos un préstamo desde cero en otra entidad. Por lo tanto, tendremos que pagar una comisión de apertura (si la hubiere) y los intereses desde el principio.
Es por ese motivo que, en caso de cambiar de banco, la subrogación suele ser la opción recomendada. Al fin y al cabo el usuario no vuelve al punto de partida, sino que continua donde lo dejó.
Subrogarse siempre es una buena opción cuando vemos que podemos mejorar nuestra hipoteca, más aún en estos momentos si lo que tenemos es una de tipo variable.
Hay que tener en cuenta que con el euríbor al alza los bancos apuestas por las hipotecas variables, por lo tanto, éstas cuentan con condiciones sumamente atractivas. De esta manera, si firmamos nuestro préstamo hace algunos años podremos observar que, si lo hubiéramos formalizado ahora, conseguiríamos una hipoteca mejor.
“Una variable con un diferencial por encima del 0,99% es totalmente mejorable”, asegura Simone Colombelli, director de hipotecas de iAhorro. Esto significa que, si nos encontramos en esta situación, deberíamos plantearnos subrogar la hipoteca, debido a que conseguiremos mejores condiciones.
En definitiva, la subrogación es una forma de conseguir una hipoteca que se adapte mejor a nuestras necesidades, una operación que, si tenemos una hipoteca variable, deberíamos sopesar con detenimiento.
Si tienes alguna duda sobre el tema no dudes en contactar con nosotros en [email protected]. ¡Sigue leyéndonos!