La hipoteca a tipo de interés fijo o hipoteca fija (fixed-rate mortgage) se caracteriza por mantener el tipo de interés pactado durante toda la vida del contrato. Por consiguiente, a priori, la cuota mensual no sube ni baja: se mantiene inalterable.
No obstante, existe un supuesto en el cual sí puede subir la letra de una hipoteca fija: el incumplimiento de las vinculaciones acordadas con la entidad en el momento de la contratación.
Las vinculaciones son productos paralelos que el banco ofrece a cambio de ofrecer mejores condiciones en la hipoteca. Algunos ejemplos son:
- Seguro de vida, seguro de hogar.
- Aportaciones a un plan de pensiones.
- Utilización mínima de la tarjeta de crédito al cabo del año.
- Domiciliación de nómina.
- Domiciliación de recibos.
De esta manera, puedes conseguir que el banco te aplique menores intereses. Sin embargo, si no mantienes las vinculaciones pactadas, la entidad te puede penalizar estableciendo el tipo de interés no bonificado y la cuota mensual de tu hipoteca fija se vería incrementada.
Otros casos por los cuales puede subir la hipoteca fija son un acuerdo para modificar las condiciones o el retraso de pago en las cuotas. No obstante, como norma general, este tipo de hipotecas mantiene una cuota constante durante todo el préstamo.