La solvencia es lo primero que miran los bancos para conceder una hipoteca, es decir, si el cliente tiene capacidad para hacer frente a los pagos de las cuotas del préstamo. Para analizarlo, solicitan información sobre sus ingresos, su situación laboral, los bienes que tenga en propiedad, la situación familiar, las deudas, la edad del cliente, etc.
Para conocer esta información, los bancos tienen acceso a listas de morosidad pero también solicitarán documentos como el DNI, vida laboral actualizada, extractos bancarios de los últimos meses, declaración del IRPF, nóminas, escrituras de sus propiedades o últimos recibos pagados de otros préstamos, entre otras cosas.