Está claro que la compra de una vivienda es uno de los pasos más importantes en la vida de cualquier persona, sobre todo si es la primera. Por ello, es necesario valorar todas las opciones existentes a la hora de solicitar la financiación para escoger la más beneficiosa para el futuro propietario. Si bien es cierto que lo habitual cuando se va a comprar una casa es pedir un préstamo hipotecario al banco, también hay otras formas de financiación válidas que tienen a disposición de los clientes las entidades financieras, como los préstamos personales.
“En España nos puede parecer impensable comprar una casa con un préstamo al consumo porque sus tipos de interés son más altos y las entidades financieras no conceden cantidades tan altas como las necesarias para comprar una vivienda”, señala el director de Hipotecas de iAhorro, Simone Colombelli. No obstante, añade este experto “en función de lo que cueste la vivienda, sí podría salir rentable pedir un préstamo de este tipo en vez de una hipoteca, pero hay que estar seguros”.
Por tanto, la principal diferencia entre el préstamo hipotecario y el personal es la finalidad de cada uno. En el caso del préstamo personal este puede destinarse a la adquisición de cualquier producto de consumo, incluso a la compra de una vivienda, aunque esto no es lo más común. Por el contrario, en el caso del préstamo hipotecario, su único fin es la compra de un bien o terreno que se va a edificar.
La cantidad para financiar y el plazo, claves en la decisión
¿Qué es mejor y cómo puedes averiguarlo? Lo primero que tienes que saber es cuánto dinero necesitas y en cuánto tiempo quieres devolverlo al banco. Muchas entidades bancarias conceden préstamos hipotecarios a partir de 50.000 euros como mínimo y “no es habitual que los importes máximos de los préstamos personales superen los 60.000 o 75.000 euros”, afirma Alessio Zambón, responsable de Marketing de Banco Mediolanum. Por ello, si el importe de la vivienda que se va a comprar no es muy elevado, pedir un préstamo personal podría ser una de las opciones a poner sobre la mesa.
Zambón explica que otro aspecto que hay tener en cuenta es que “la duración máxima de los préstamos personales rara vez superará los 10 años, ya que lo normal es que para importes elevados el máximo sean 8 años, por lo que las cuotas resultantes en caso de pedir importes elevados serán muy importantes”. Esto implica que el tiempo para su devolución no es tan amplio como en el de un préstamo hipotecario, que normalmente suele llegar a los 30 años, aunque en ocasiones se conceden hasta 40 años. Esto da, por tanto, la posibilidad a los hipotecados de devolver el importe solicitado en cuotas mensuales menores.
Préstamo personal: más intereses, pero menos explicaciones
Para decidirse entre préstamo personal e hipotecario también hay que mirar los costes asociados a cada uno. Por un lado, los tipos de interés o, lo que es lo mismo, el precio de la financiación. En este sentido, los tipos tanto de las hipotecas como de los préstamos al consumo están al alza tras las sucesivas subidas aprobadas por el Banco Central Europeo, primero en julio de un 0,50% y después de septiembre de un 0,75%. Eso sí, los tipos de las hipotecas siguen más bajos (el euríbor se sitúa este mes de octubre en torno al 2,6%) que los de los préstamos al consumo, que superaron en agosto (último mes del que el Banco de España aporta datos) el 7%.
“Lo más habitual es que la financiación hipotecaria sea sustancialmente más económica que la financiación mediante un préstamo personal”, analiza el responsable de Marketing de Banco Mediolanum, que añade que “esto es así dado que, evidentemente, en caso de impago del préstamo, la garantía de cobro para la entidad financiera es muy diferente”. Además, es el banco el que decide qué tipo de interés le ofrece a cada usuario en función de su perfil: estabilidad laboral, salario mensual, patrimonio o aval, son solo algunos factores a tener en cuenta.
Concretamente, explica el director de Hipotecas de iAhorro, “a priori, el tipo de interés de un préstamo al consumo nos puede parecer muy elevado, ya que ronda entre el 5% y el 8%, frente al 2% o 3% en el que se sitúan ahora las hipotecas fijas”. No obstante, Colombelli añade que “en el préstamo personal el único coste de gestión sería la intervención del notario, cuyo arancel es de un 0,3% del dinero solicitado”. Eso sí, a este habría que añadir, en función de la entidad bancaria, una comisión de apertura, que de media está en el 2%, o una de cancelación anticipada de entre el 0,5% y el 1% si se paga la deuda antes de tiempo
Otra de sus grandes ventajas es que ahorras tiempo y las explicaciones que hay que dar al banco para que te concedan este tipo de préstamo son mínimas. “A la hora de tramitar un préstamo personal va a ser más rápido ya que la documentación que piden las entidades es muy básica: salario, contrato laboral y datos personales. No se pide información exhaustiva del bien que se va a adquirir. Sin embargo, en el préstamo hipotecario se hace un análisis más exhaustivo del riesgo del cliente”, destaca el portavoz del comparador y asesor hipotecario.
Préstamo hipotecario: más gastos iniciales, pero más seguras
Respecto a las hipotecas, existen tres tipos: fija, variable y mixta. En cualquier caso, sus tipos de interés son más bajos que los de los préstamos personales, aunque los trámites a la hora de solicitarlas también son mayores y, por tanto, habría que sumar unos elevados costes de gestión para hacer efectiva la operación.
Concretamente, según los datos recopilados por iAhorro, el tipo medio fijo al que se firmó una hipoteca el pasado mes de septiembre fue de un 1,78%, pero “con los ascensos del BCE y del euríbor es probable que lleguemos pronto al 2% de media en el tipo fijo”, asegura Colombelli. Eso sí, ese interés es el que consiguen de media los usuarios de iAhorro tras una intensa comparación y negociación con más de 20 entidades bancarias. Las cifras que aporta el Instituto Nacional de Estadística (INE) son bastante más elevadas: el tipo fijo medio de julio (último mes del que el organismo oficial aporta datos) ascendía incluso al 2,68%.
A parte del tipo de interés, el portavoz de Banco Mediolanum, Alessio Zambón, asegura que “históricamente los préstamos hipotecarios han tenido gastos asociados a cargo del cliente que encarecían significativamente la operación como el pago del impuesto correspondiente, la notaría, el registro, la gestoría o incluso la tasación de la vivienda, lo que puede hacer que el coste se encarezca alrededor de un 10% adicional. Este hecho hace que, en multitud de ocasiones, ante financiaciones de importes reducidos, pueda ser más conveniente solicitar un préstamo personal (aun con mayor tipo de interés) que una hipoteca”.
Precisamente, una de las ventajas del préstamo hipotecario es que “está pensado para una devolución a largo plazo donde va a ser más cómodo devolver el dinero frente a un préstamo personal, donde los plazos se acortan y podría hacer que nuestra economía doméstica se viera resentida”, afirma el director de Hipotecas de iAhorro. Zambón está de acuerdo con Colombelli y agrega: “La hipoteca permite disponer de importes más elevados y plazos más largos, además de cuotas mensuales mucho más asequibles, pese a los incrementos en los tipos de interés, en comparación con los préstamos personales en plazos más cortos”.
En cuanto a los riesgos, “el préstamo hipotecario aporta una garantía a la operación (la vivienda), por lo que el riesgo para la entidad que lo concede es inferior”, dice el responsable de Marketing de Banco Mediolanum, que añade que “en un préstamo personal, la entidad no tiene una garantía concreta, por lo que el titular deberá hacer frente al mismo mediante sus bienes presentes y futuros”.
¿Hipoteca o préstamo personal?
Alessio Zambón asegura que es más favorable para el futuro propietario pedir un préstamo personal para la compra de una vivienda “en situaciones en las que el cliente tenga que hacer frente a una necesidad de liquidez temporal si, por ejemplo, tiene previsto vender una vivienda con la que va a reducir en un breve plazo de tiempo la deuda contraída”. Por el contrario, es preferible pedir una hipoteca “si no se dispone de suficiente liquidez para hacer frente a un desembolso tan grande”.
Para verlo más claro, desde iAhorro vamos a poner un ejemplo práctico. En el caso de necesitar 50.000 euros para comprar una vivienda (que es el límite para poder pedir una hipoteca), si nos ofrecen un préstamo personal con un TIN del 7,09% a un plazo de amortización de 8 años nos interesará más que una hipoteca fija con un tipo de interés del 1,78% con un plazo de 20 años para devolver la deuda. ¿Por qué? En el caso del préstamo personal pagaríamos al final 66.806,90 euros, mientras que con la hipoteca el coste total ascendería hasta los 69.645,68 euros. En este coste, además de los intereses, están incluidos en el caso del préstamo personal el 2% de comisión de apertura media (en caso de que la hubiera) y el 0,3% de notario y en el caso de la hipoteca, el 10% de gastos de gestión.
En caso de que el banco no exigiera la comisión de apertura para el préstamo personal la diferencia aumentaría un poco más, ya que entonces el coste total de este tipo de gestión se reduciría hasta los 65.656,90 euros.
¿Hasta qué importe compensa más pedir un préstamo personal?
Siguiendo el ejemplo anterior, también hay que tener en cuenta las cuotas que se pagarían en cada caso al mes. En el préstamo habría que afrontar un pago mensual de 683,93 euros mientras que en la hipoteca solo se pagarían 269,36 euros. No obstante, la elección por parte del cliente “depende más del tiempo y de su capacidad de pago”, asegura Simone Colombelli.
El director de Hipotecas de iAhorro añade que “una vivienda que esté entre los 30.000 y 100.000 euros está por debajo de la media nacional de créditos hipotecarios (según el INE, en julio se situó en 146.445 euros) y podría ser una buena opción para pedir un préstamo personal”. Eso sí, añade Colombelli: “La decisión se debería tomar en función de la capacidad económica de la persona que adquiere el préstamo y una vez realizada la comparación”.
Entre las entidades que conceden un importe mayor para un préstamo personal están Banco Santander, que ofrece hasta 90.000 euros en un plazo máximo de 7 años con un TIN del 7,60%, y BBVA, con 75.000 euros y un plazo máximo de amortización de 8 años desde un 7,20% TIN. Hasta 60.000 euros los ofrecen Abanca, ING, Ibercaja o Banco Sabadell, entre otros.
Entonces, si hacemos el cálculo comparando el préstamo de Banco Santander con una hipoteca del mismo importe y TIN del 2,68% a un plazo de 20 años, vemos que también sale más rentable pedir dicho préstamo personal que el préstamo hipotecario. Concretamente, el cliente se ahorraría casi 7.000 euros.
Eso sí, las cuotas mensuales a pagar durante los 7 años de duración del préstamo personal casi triplicarían la cuota de la hipoteca: 1.384,89 euros al mes frente a los 484,84 euros del préstamo hipotecario. ¿Qué significa esto? Que no todo el mundo podría permitirse pedir un préstamo personal de este calibre, a no ser que tuviera unos ingresos mensuales de alrededor de 4.000 euros para no sobrepasar el 35% que marca el Banco de España como límite de endeudamiento.