Cuando tenemos que hacer frente a un gran volumen de gastos, la cuota de la hipoteca suele ser el principal agujero a través del cual se escapa el ahorro. ¿Cuándo es buen momento para solicitar un periodo de carencia en la hipoteca? ¿Es aconsejable?
Debemos conocer todas sus ventajas y desventajas, porque las facilidades tentadoras que nos pone el banco pueden no ser siempre las más adecuadas.
El periodo de carencia es aquel, durante el cual la entidad a través de la cual tenemos contratada nuestra hipoteca nos ofrece un tiempo en el que pagaremos menos por la cuota de nuestra hipoteca y, en algunos casos, puede que nada. Este periodo de carencia oscila entre los seis meses y los cinco años.
Existen dos tipos de carencias, por un lado, la carencia de la cuota de amortización o la carencia parcial, en la que sólo pagamos intereses, pero no devolvemos parte del capital hipotecado.
Puede que se suponga una gran ventaja y beneficio para aquellas familias que estén atravesando un periodo difícil en lo económico, pero a la larga puede suponer una desventaja, ya que en el cómputo total de nuestra hipoteca, ésta nos saldrá más cara. Al alargar el periodo inicial de los pagos de la hipoteca, aumentarán los intereses de manera considerable. Una vez que finaliza el periodo de carencia, la letra del pago de la hipoteca puede incrementar hasta los 300 euros mensuales.
Por ello, para despejarnos las posibles dudas, debemos hacer cálculos acerca de lo que nos conviene más para afrontar los gastos. Si optas por la carencia de tu préstamo hipotecario, ten la seguridad de que tu situación financiera futura será mejor, para contraer una deuda mayor.
