El Día de San Valentín se encuentra a la vuelta de la esquina, momento en el que los enamorados viven en su máximo apogeo la experiencia de estar en pareja. Por otro lado, las verdaderas dificultades de 'no haber encontrado el amor' para los solteros quedan más expuestas que nunca. Más allá de simbolismos, la realidad es que las paellas para compartir, los packs ahorro de los supermercados y las hipotecas traen más quebraderos de cabeza a este grupo que celebrar 'San Solterín' un año más.
Según los datos de firmas de hipotecas del último año en iAhorro, el 64% de las hipotecas que se constituyeron en 2020 tenían más de un titular y únicamente un 36% se firmaron en solitario.
“El problema en este perfil es que las ratios están más ajustadas y el riesgo en el conjunto de la operación es mayor. La tasa de endeudamiento va a estar delimitada básicamente por el sueldo de esta persona, por lo que le va a costar más conseguir lo mismo que a una pareja con sus mismas características”, destaca el director de Hipotecas de iAhorro, Simone Colombelli.
¿Cómo son las casas de los 'singles'? Un 28% más baratas y con hipotecas más pequeñas
Aunque las comparaciones sean odiosas, lo cierto es que las posibilidades de optar a las mejores condiciones se ven algo reducidas si no contamos con el refuerzo de otro titular en la hipoteca. El promedio del importe financiado para una pareja es de 188.923 euros, mientras que el de las operaciones en las que sólo figuraba un titular se reduce hasta los 130.557 euros, según los datos de firmas del último año en iAhorro.
Por otro lado, las casas de los 'singles' también suelen ser algo más baratas. El promedio del precio de compra de una vivienda en este caso ronda los 183.424 euros y el de las hipotecas con un cotitular alcanza los 253.973 euros. En total, la diferencia de precio asciende un 28%.
“Por lo general, es un perfil que suele demandar una vivienda en la ciudad y más pequeña. Por otro lado, el esfuerzo de ahorro para una sola persona es mayor y el gasto destinado a la hipoteca no debe suponer más del 35% de su sueldo. La renta residual, suele ser una variable fundamental para estos perfiles y un motivo por el que muchos bancos pueden echar para atrás la operación”, señala Simone Colombelli.
Supongamos que para una vivienda de 300.000 euros aportamos 60.000 euros de entrada y dejamos 240.000 a financiar. En el caso de una hipoteca a 30 años pagaremos 8.000 euros cada año y 666 euros al mes (sin intereses). Para que el gasto destinado a la hipoteca no supere el 35% de nuestros ingresos tendremos que ganar, como mínimo, 1.900 euros netos mensualmente. Por lo que, a simple vista, parece algo más complicado de sostener individualmente que de manera conjunta, puesto que el salario medio bruto anual en España se sitúa en 24.000 euros, según el Instituto Nacional de Estadística.
Cuentas bancarias, el producto donde dos son multitud
No todo en la vida es más fácil en pareja, de hecho, existen productos financieros en los que dos o más titulares empeoran las condiciones. Uno de ellos son las cuentas bancarias.
Aquí hay que prestar especial atención a las comisiones de mantenimiento o a las tarjetas asociadas. Por norma general, la primera tarjeta de débito es gratis, pero la segunda suele implicar un coste añadido.
Por otro lado, al compartir los ingresos depositados en esa cuenta, la tributación por ella será a partes iguales, a no ser que se indique específicamente lo contrario. En este caso, Hacienda no entiende que uno haya hecho más aportaciones que otro. Compartir es vivir, sobre todo al poner los ahorros en la misma hucha.
Ocurre lo mismo con cualquier producto de inversión. Por ejemplo, no existen limitaciones para constituir un fondo de inversión con varios titulares, pero, al igual que con las cuentas bancarias, el impacto fiscal será proporcional al número de titulares sin tener en cuenta la aportación de cada uno. Además, otro aspecto a tener en cuenta con este producto es que, una vez se haya empezado a invertir, no se pueden añadir o quitar titulares.
Estar soltero, una buena manera de evitar deudas de terceros
Los préstamos pueden convertirse en el tercero en discordia de toda relación. En ocasiones se cae en el error de pedir prestado en nombre de otro si la persona que de verdad necesita el dinero no alcanza las condiciones para que se lo concedan o está en un fichero de morosos.
Esta es una acción peligrosa, puesto que la única persona que responderá ante la deuda será la que figura como titular del préstamo.
Del mismo modo, pedir un préstamo con cotitular conlleva sus riesgos. Para empezar, si dos personas figuran como cotitulares tendrán la misma responsabilidad ante la deuda y, en caso de impago, responderán a partes iguales con su dinero. La cosa se complica cuando uno de los dos titulares no cumple con su parte. Aquí, la entidad prestamista reclamará por igual a ambos la cantidad a devolver. En este caso, el cotitular tendrá más complicado reclamar al otro lo que le corresponde, algo que es más sencillo con la figura del avalista.
Este último sólo deberá involucrarse en la deuda en caso de impago y su capacidad de endeudamiento no se verá limitada al no ser responsable directo del préstamo.
Al final, la mejor opción siempre radica en comparar las ventajas y desventajas de lo que implica cada acción, seamos de los que celebran San Valentín o San Solterín.