El euríbor no para de subir, algo que afecta de lleno en las hipotecas variables. Esto se debe a que cada seis meses o cada año la cuota de estos préstamos se revisa y sube o baja en función del valor que tenga el euríbor en ese momento.
De hecho, las personas que tuvieron que revisar la cuota de su hipoteca con el último valor del euríbor (agosto) han sufrido un aumento de hasta 500 euros en la mensualidad de su préstamo.
En una hipoteca variable a 30 años de 150.000 euros con un interés del euríbor+0,99%, por ejemplo, la cuota mensual ha aumentado 231 euros: de 572 hasta los 803. Por su parte, en un préstamo de estas características, pero de 300.000 euros, un usuario tendrá que pagar 462 euros más al mes: de 1.145 a 1.607.
En este contexto puede ocurrir que haya personas que se encuentren en dificultades de afrontar el pago de la hipoteca y que busquen alternativas para hacer frente a la deuda. Una opción es el periodo de carencia.
Pero… ¿En qué consiste esta alternativa? El periodo de carencia consiste en que, durante un tiempo determinado, no pagamos la cuota de la hipoteca. De esta manera, tenemos un tiempo para recuperarnos económicamente y volver a afrontar la mensualidad del préstamo.
No obstante, el periodo de carencia tiene un precio. Al fin y al cabo, que retrasemos el pago de la cuota de la hipoteca es perjudicial para la entidad, por lo tanto, es probable que el capital que acabemos pagando sea mayor que en un inicio.
¿Y cómo puedo solicitar un periodo de carencia? Lo primero que tendremos que hacer es acudir a la entidad y manifestar las dificultades que tenemos para hacer frente a la cuota de la hipoteca. Es entonces cuando la entidad nos podrá ofrecer una carencia de la hipoteca, que podrá ser de dos tipos:
-Carencia total: no pagamos absolutamente nada durante el período establecido.
-Carencia parcial: durante el tiempo acordado pagaremos tan solo los intereses de la hipoteca, por lo tanto, la mensualidad será menor.
El banco analizará para averiguar si esta medida no supone un riesgo muy alto y, en caso de no serlo, nos la concederá.
Alternativas al periodo de carencia
Hay que tener en cuenta que el periodo de carencia no es la única opción que existe si nos encontramos con dificultades para pagar nuestra hipoteca.
Si lo que queremos es rebajar un poco la cuota del préstamo podemos pedir un aumento del periodo de amortización. Dicho de otra manera, solicitamos al banco que, si nuestra hipoteca es a 20 años se alargue a los 30, si es a 30 se aumente hasta los 40, etc. De esta manera la mensualidad que tendremos que asumir será menor.
Por otro lado, podemos acogernos al Código de Buenas Prácticas siempre que nuestro banco esté adherido a ella y podamos certificar que nos encontramos en una situación vulnerable. Se trata de una serie de principios por los cuáles el banco acepta reestructurar una deuda. En función de la gravedad de la situación la entidad puede aplicar una serie de medidas: carencia parcial de 5 años, alargar el periodo de amortización, bajar el interés del préstamo, quitar parte de la deuda…
En última instancia quedaría la dación en pago. Es un procedimiento a través del cuál le damos la vivienda a la entidad como forma de saldar nuestra deuda.