¿Se puede poner una hipoteca a nombre de un solo cónyuge?

Equipo editorial I Publicado: I Actualizado:

Esta situación tiene sus ventajas y desventajas, ¡descúbrelo con iAhorro!

¿Se puede poner una hipoteca a nombre de un solo cónyuge?

Poner la hipoteca a nombre de un solo cónyuge significa que el otro no figura como prestatario. Esta situación tiene sus ventajas y desventajas.

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Además, cuando se trata de un matrimonio en régimen de gananciales, el asunto puede resultar algo complejo. Por este motivo, a continuación te detallamos los pormenores de una forma precisa.

Escritura a nombre de un solo cónyuge

La primera cuestión a resolver es si es posible que la escritura esté a nombre de un solo cónyuge en un matrimonio en régimen de gananciales. 

Si hubiese separación de bienes, no hay ningún tipo de problema, cualquiera de los dos cónyuges puede adquirir bienes y deudas en su propio nombre sin que afecten al matrimonio. Por ello, no contemplamos esta situación.

Los aspectos relativos al régimen económico del matrimonio se desarrollan en la Ley 11/1981, que modifica el Código Civil. En ella se estipula que, en un régimen de gananciales, cualquiera de los dos cónyuges tiene potestad para realizar actos jurídicos encaminados a atender las necesidades de la familia.

Es decir que, en principio, tan solo es necesaria la firma de uno de los dos cónyuges para comprar una casa en gananciales. Si se registra como un bien ganancial, el inmueble pasa a ser de los dos, aunque la escritura esté a nombre de uno de los cónyuges.

Ahora bien, esta cuestión no es tan simple; si la escritura está a un solo nombre, el adquirente tiene posibilidades de acreditar que el inmueble es un bien privativo en caso de separación. Tan solo tiene que demostrar que el dinero empleado tiene carácter privativo. 

Todo ello se debe a una Sentencia del Tribunal Supremo, la cual indica que son bienes gananciales los adquiridos conjuntamente, en los que se expresa la voluntad de ambos.
 
Por este motivo, es necesario que firmen la escritura ambos cónyuges y adquieran la vivienda en proindiviso para que se considere plenamente como un bien ganancial. De esta forma no hay margen para demostrar su carácter privativo en un momento posterior. Incluso se elimina el riesgo de que pueda ser registrado como bien privativo en el momento de la compra.

¿Y puede haber una hipoteca con un solo cónyuge?

Bien, una vez aclarada la cuestión de la escritura, cabe preguntarse qué sucede con la hipoteca

En principio, lo más común es que el banco conceda la financiación a nombre de ambos cónyuges, aunque estén casados en gananciales. Esto se debe sencillamente a que la entidad se cubre de posibles impagos al imponer que los dos esposos queden formalmente obligados al pago de las cuotas.

No obstante, puede darse el caso de que figure en la hipoteca un solo titular, aunque la vivienda sea propiedad de los dos. De la misma forma, incluso puede existir el escenario en el que uno de los cónyuges tiene la titularidad y el otro la hipoteca.

En régimen de gananciales, la mencionada Ley 11/1981 indica que, de las deudas contraídas por uno de los cónyuges, responderán los bienes comunes y los bienes del otro cónyuge de forma subsidiaria.

La clave aquí es el carácter subsidiario. Es decir, no tiene la obligación principal. Tan solo tiene responsabilidad si el obligado principal incumple sus compromisos. Pero no figura como hipotecante y no se considera que tenga una deuda contraída.

Dicha Ley también indica que es posible establecer contratos entre los cónyuges. Así pues, cabe la posibilidad de que se establezca un acuerdo privado para hacerse cargo de la hipoteca al 50%.

Ventajas y desventajas de poner la hipoteca a un solo nombre

Ventajas

La principal ventaja de tener la hipoteca a un solo nombre es que se limita la responsabilidad económica de uno de ellos. 

Así pues, no figura la hipoteca en su informe de riesgos de la CIRBE. Por consiguiente, es posible solicitar otros préstamos a su nombre, dado que tiene una mayor capacidad de endeudamiento.

Desventajas

En cuanto a las desventajas, una de ellas es si se produce una separación. En este caso, el cónyuge hipotecante debe seguir atendiendo las cuotas, pero el inmueble puede estar a nombre de los dos.

También hay que tener en consideración que, si figuran ambos cónyuges en la hipoteca, la responsabilidad se reparte entre los dos y puede suponer una mejora de la estabilidad económica de la familia.

Por otra parte, también se encuentra todo lo relativo a la fiscalidad. Si una persona paga una hipoteca y la titularidad corresponde a los dos cónyuges, puede entenderse como una donación de cara a Hacienda. Es decir, uno de los dos dona al otro el 50% de la hipoteca y tiene repercusiones fiscales.

Además, al solicitar una hipoteca con un solo titular se tienen menos posibilidades de conseguir su aprobación y menor poder de negociación para conseguir mejores condiciones.

De cualquier modo, si crees que solicitar la hipoteca a nombre de un solo cónyuge es la fórmula que mejor se adapta a tu situación y tus necesidades financieras, puedes consultar con un asesor hipotecario que te indique los pasos a seguir.


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