Hace unos años, la Inversión Delegada era un servicio exclusivo que las entidades bancarias (cada una con nombres diferentes) ofrecían a los clientes de banca privada y con un cierto patrimonio. La crisis dejó todo en orden y ahora también se ofrece a los clientes con patrimonios más modestos.
Consiste en dejar sus ahorros en manos de un gestor para que decida cuándo, cómo, cuánto y dónde invierte su dinero. Para ello, le realizarán un estudio de idoneidad del servicio para crearle su perfil personal de riesgo.
La rentabilidad obtenida va a depender de la pericia del gestor que usted tenga asignado sin ningún tipo de garantías.
Las ventajas que encontrará es que su dinero lo gestionará un profesional y nunca estará parado: rotará su cartera según la evolución de los Mercados y las expectativas de los análisis propios y ajenos a los que tiene acceso el gestor.
Los inconvenientes es que usted no controlará la gestión, aunque sí tendrá opinión sobre ella, y que el servicio no es gratis.
Por lo demás, si no dispone de tiempo para gestionar su cartera, no es una mala opción si no se olvida de ella, la vigila de vez en cuando para ver cómo evolucionan los resultados y si son acordes con sus perspectivas.
Respecto al Fondo Monetario en el que está invertido, sin conocerlo, dese por satisfecho si últimamente no está en pérdidas. Al repartirlo en otros cuatro y con un perfil conservador, no espere ni siquiera beneficios modestos si no asume un cierto riesgo en la composición de los activos en que estén invertidos. Ya sabe que el riesgo es proporcional al beneficio futuro.